viernes, 25 de septiembre de 2015

Novena a San Francisco de Asís


Modo de rezarla:
1.-Hacemos la señal de la cruz. Oración Preparatoria.
2.-Rezamos el Acto de Contrición pidiendo perdón por
nuestras faltas y pecados y hacer el propósito de
Confesarnos.
3.-Rezamos el santo Rosario, las tres primeras Decenas
4.-reflexión propia del día .Decimos la intención por la
cual queremos rezar esta NOVENA y se puede añadir al
final “San Francisco ruega por nosotros”
5.-Completar las dos Decenas del Rosario que faltaban.
6.-Despedida con la Oración de San Francisco.-




        ORACIÓN PREPARATORIA
Dios Padre de amor y misericordia, que otorgaste a
nuestro Padre San Francisco de Asís, la gracia de
asemejarse a Cristo, por la humildad y la pobreza, por el
amor y el servicio, concédenos caminar tras sus huellas
Para que podamos seguir a tu Hijo Jesús y entregarnos
a ti con Amor Jubilosos. Amén.


DÍA PRIMERO (viernes 25 de septiembre):
San Francisco de Asís, ayúdanos a ser Instrumento de
Paz. Que busquemos la paz en nuestro interior,
reorientando nuestra vida
Que nuestra entrega sea incondicional en el amor, nos
solo hacia las personas ,sino hacia todo aquello que
hagamos durante el día, en el trato diario, en diálogo, en
el trabajo: Si en todo aquello con lo que nos
relacionamos, ponemos amor, encontramos paz.
Ayúdanos a entender, Francisco, que el amor se realiza
haciendo el bien a los demás, sin esperar que me lo
pidan.


DÍA SEGUNDO (sábado 26 de septiembre):
San Francisco ayúdanos a ser Instrumento de
Paz ,donde haya odio, pongamos amor, donde haya
ofensa pongamos perdón.
Que aprendamos a amor a nuestro Prójimo como a
nosotros mismos ( si es necesario setenta veces
siete ),que aprendamos a borrar de nuestras almas la
palabra “rencor” que nos impide estar tranquilos.
San Francisco, haznos humildes para aceptar aquellas
cosas que no podemos cambiar.
El amor no admite razón, se entrega sin esperar nada
a cambio, por que “dando” se recibe y se encuentra lo
que se necesita.


DÍA TERCERO (domingo 27 de septiembre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz ,
donde haya discordia, que pongamos unión, que donde
haya duda pongamos la fe.
Ayúdanos a desterrar de los corazones, la envidia y el
orgullo, a cerrar los labios antes conversaciones
ásperas, que se convierten en disputas y que llevan a
la discordia: Haz que sepamos escuchar y dialogar.
San Francisco, ayúdanos a defender la verdad, esa
verdad que nos hará libres…que donde haya error
pongamos verdad.


DÍA CUARTO (lunes 28 de septiembre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz,
que donde haya desesperación, pongamos esperanza,
que donde haya tinieblas pongamos la luz.
Ayúdanos a luchar contra el pesimismo, que con
nuestro esfuerzo perseverante podamos, podamos
alcanzar esos logros en la vida que renovarán nuestro amor propio.
Confiemos que no hay vida infiel en la tierra, para el poder de Dios…
San Francisco ayúdanos a ser
Instrumento de Paz, que donde haya tristeza,
pongamos alegría, aunque sea con una palabra
amable, una sonrisa, un gesto que no cuesta nada,
pero que construye mucho: Regalar alegría enriquece
mucho a quien lo recibe y no empobrece a quien la da.


DÍA QUINTO (martes 29 de septiembre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz,
que no busquemos tanto ser consolado, como en
consolar. Si no sentimos y pensamos que el otro puede
sufrir mas que yo, siempre creeremos que nuestro del
otro es superior al del otro.
 Francisco de Asís, tú que
llevaste las llagas sufrientes de Cristo, ayúdanos a
entender que siempre hay otros que sufren más que yo.
Que aprendamos a llevar el dolor, como lo llevó el Señor.


DÍA SEXTO (miércoles 30 de septiembre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz, que no
busquemos tanto ser comprendido, sino en comprender.
Que aprendamos a ponernos a disposición del otro, a tener
compasión del que sufre, especialmente del más pobre y
desvalido. Ayúdanos a dar una palabra de esperanza al
que se encuentra triste y abandonado, a estar cerca del
que está alegre y esperanzado para que no se aleje de Dios.
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz, para
que no busquemos tanto ser amado, sino en amar; que
podamos desterrar el egoísmo para que en nosotros actúe
el amor. Que los bienes de la tierra no nos hagan
perdernos de los bienes del Reino.


DÍA SÉPTIMO (jueves 01 de octubre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz,
sabiendo que dando se recibe, y que olvidando se encuentra.
Ayúdanos a comprender que para ser misericordioso, no
basta con compadecerse del problema del otro, sino que es
necesario ayudarlo. Que aprendamos a alentar a los
demás, a darles fuerzas, apoyándolos en lo que podamos
en lo que podamos, compartiendo sus problemas y los
trabajos más difíciles.
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de Paz,
sabiendo que olvidando se encuentra…que aprendamos a
desterrar de nuestros corazones el resentimiento y como
Jesús enséñanos a ser misericordiosos.

DÍA OCTAVO (viernes 02 de octubre):
San Francisco, ayúdanos a ser Instrumento de tu Paz,
sabiendo que perdonando se alcanza el perdón.
Así como necesitamos ser perdonados, que nuestro
corazón sea dócil al reconocimiento del mal que hemos
causado y que estemos prontos reconocer de quien
necesita de nuestro perdón. A veces una palabra oportuna
o un gesto simple, cambia la historia y la vida de muchas
personas, que a veces llevan por años guardadas, a causa
del orgullo o la soberbia.
San Francisco, guíanos por el camino de la vida para
tener sentimiento de compasión y ternura para con los
demás. Danos un corazón compasivo y misericordioso.

DÍA NOVENO (sábado 03 de octubre):
San Francisco, ayúdanos s ser Instrumento de Paz,
sabiendo que muriendo se resucita a la Vida Eterna:
Que sepamos prepararnos en la vida para el encuentro
con Dios, que vivamos haciendo el bien a los demás,
que no nos aferremos tanto a los bienes materiales
que perdamos de vista los Bienes del Reino, que
nuestra vida sea reflejo de lo que creemos, no solo de
palabra, sino de obras y que así estemos preparados
para partir a la Patria del Cielo.
Querido, padre nuestro San Francisco, ayúdanos a
morir en esta vida al pecado y de todo aquello que nos
amarra y nos impide ser felices, para renacer a la Vida Eterna.
Que muera en nosotros todo lo malo y perverso y
empecemos a vivir desde ya la Novedad del Evangelio,
para que el mundo creo que somos Hijos de Dios. San
Francisco intercede por nosotros ante el Padre Dios.

ORACION FINAL
Francisco,
Tú que te acercaste tanto a Cristo en tu época,
ayúdanos a acercarnos a Cristo en la nuestra.
Tú, un hombre siempre bueno, nunca has dejado
de prestar auxilio a todo aquel que te lo pidiera.
Ayúdanos a ser servidores alegres de Dios,
capaces de encender en todo lugar la antorcha de
la esperanza y de la confianza del optimismo, y de
la alegría, de la bondad y del amor. Amén
( Juan Pablo II )


ORACION SIMPLE
Señor,
Haz de mi un Instrumento de tu Paz:
Que donde haya odio, ponga yo amor;
Que donde haya ofensa, ponga yo perdón;
Donde haya discordia, ponga yo unión;
Donde hay duda, ponga yo la Fe;
Donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
Donde haya tinieblas, ponga yo al Luz.
¡ Oh, Maestro, que no busque tanto :
Ser consolado, como en consolar;
Ser comprendido, como en comprender;
Ser amado como, como en amar.
Porque:
Dando se recibe;
Olvidando se encuentra;
Perdonando, se alcanza el perdón;
Muriendo se resucita a la Vida Eterna. Amén.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Septiembre: mes de la Biblia


Para los católicos es el mes de la Biblia porque el 30 de septiembre es el día de San Jerónimo, el hombre que dedicó su vida al estudio y a la traducción de la Biblia al latín. Nació en Dalmacia, cerca del año 340 y murió en Belén el 30 de septiembre de 420. San Jerónimo tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín.La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, ‘edición para el pueblo’), ha sido hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana.

¿Qué es la Biblia?
La palabra “Biblia” viene del griego y significa “libros”. Es el conjunto de Libros Sagrados llamados también “Sagradas Escrituras” (Mateo 21:42; Hechos 8:32) que contienen la Palabra Viva de Dios y narran la “Historia de Salvación” (como Dios nos salva). Nos revela las verdades necesarias para conocerle, amarle y servirle.

La Biblia se divide en dos partes: Antiguo Testamento (antes de Cristo) y Nuevo Testamento (plenitud de la promesa en Cristo). “Testamento” significa “alianza” y se refiere a las alianzas que Dios pactó con los Israelitas en el Antiguo Testamento y la nueva y definitiva alianza que Dios hizo con los hombres en la Sangre de Jesucristo.

¿Por qué decimos que la Biblia es revelación de Dios?
“Revelación” significa darse a conocer. A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único (Jesucristo), en quien él se dice en plenitud (Heb 1,1-3). Por esta razón, la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras como venera también el Cuerpo del Señor. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, determinó los libros de la Biblia y los reconoció como revelación divina.
Dios es el autor de la Sagrada Escritura. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. Dios inspira a sus autores humanos: actúa en ellos y por ellos. Da así la seguridad de que sus escritos enseñan sin error la verdad salvífica.

¿Quién escribió la Biblia?
La Biblia es la Palabra de Dios, su autor es Dios que escribe por medio de los autores humanos. Muchos de los libros llevan el nombre del autor, otros, como los primeros, escritos por Moisés, no.

¿Cuando se escribió la Biblia?
Fue un largo proceso que comenzó unos 1300 años antes de Jesucristo. El último escritor fue San Juan aproximadamente 100 AD.

¿Porqué la Iglesia nos exhorta a leer la Biblia?
La Iglesia no cesa de presentar a los fieles el Pan de vida que se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. En la Sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y fuerza, porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (Tes 2,13). En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.

Es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual.

Creer


Creer no es ante todo asentir a una demostración clara y evidente o a un proyecto falto de incógnitas y conflictos: no se cree en algo que se pueda poseer y usar para la propia seguridad o placer. Creer es fiarse de  Alguien, asentir a la llamada del Extraño que invita, poner la propia vida en manos de Otro, para que él sea el único y verdadero Señor. Según una sugestiva etimología medieval "creer" significa "cor dare", entregar el corazón, ponerlo incondicionalmente en las manos de Otro: cree el que se deja aprisionar por el Dios invisible, el que acepta ser poseído por él en la escucha obediente y en la docilidad de lo más profundo del corazón. Fe es rendimiento, entrega, abandono, no posesión, garantía o seguridad. Creer, pues, no es evitar el escándalo, huir del riesgo, avanzar en la serena luminosidad del día: se cree no a pesar del escándalo y el riesgo, sino precisamente desafiados y en ellos; el que cree camina en la noche, peregrino hacia la luz.
Bruno Forte - "Breve introducción a la Fe"