jueves, 3 de septiembre de 2015

Creer


Creer no es ante todo asentir a una demostración clara y evidente o a un proyecto falto de incógnitas y conflictos: no se cree en algo que se pueda poseer y usar para la propia seguridad o placer. Creer es fiarse de  Alguien, asentir a la llamada del Extraño que invita, poner la propia vida en manos de Otro, para que él sea el único y verdadero Señor. Según una sugestiva etimología medieval "creer" significa "cor dare", entregar el corazón, ponerlo incondicionalmente en las manos de Otro: cree el que se deja aprisionar por el Dios invisible, el que acepta ser poseído por él en la escucha obediente y en la docilidad de lo más profundo del corazón. Fe es rendimiento, entrega, abandono, no posesión, garantía o seguridad. Creer, pues, no es evitar el escándalo, huir del riesgo, avanzar en la serena luminosidad del día: se cree no a pesar del escándalo y el riesgo, sino precisamente desafiados y en ellos; el que cree camina en la noche, peregrino hacia la luz.
Bruno Forte - "Breve introducción a la Fe"